La residencia
En una residencia, la anciana yace,
Su rostro, arrugado, de tiempo marcado,
La vida que vivió, ahora en el olvido,
La muerte se acerca, su sombra ha llegado.
Sus ojos cansados reflejan recuerdos,
De días pasados, de amores perdidos,
La juventud fue un sueño ya lejano,
Y en su frágil cuerpo, el tiempo ha mordido.
Las risas de antaño, las manos que amaron,
Se desvanecieron, como un viento fugaz,
En el silencio de esta triste morada,
La muerte se acerca, no hay vuelta atrás.
Pero en la penumbra, la anciana sonríe,
En paz con su destino, sin miedo a partir,
Pues ella cree que la muerte es solo un nuevo inicio,
Un viaje al misterio, un volver a vivir.
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